viernes, 18 de septiembre de 2015

St. Vincent. Theodore Melfi.


'St. Vincent' es sin duda una de mis comedias 'indies' favoritas, quizá junto con las otras que ya lo eran anteriormente: 'Nebraska' , 'Napoleón Dinamyte' y 'Pequeña Miss Sunshine' la verdad que nunca me cansaré de recomendarlas, pues no son simples comedias sino críticas ácidas y mordaces a los cánones marcados por la sociedad en la que vivimos. 

El plato fuerte de 'St. Vincent', además de su argumento que es un punto a favor, es sin duda la recreación de los personajes por unos actores y actrices que eligen muy bien sus papeles y que siempre lo bordan. 

Así pues encontramos a la grandísima Melissa McCarthy, muy anclada en papeles cómicos pero que sin embargo en esta comedia su papel es más bien dramático; a Naomi Watts interpretando el papel más loco de su carrera y al grandísimo Bill Murray, que a mi personalmente me encanta y como no podía ser de otra manera, no defrauda. 

'St. Vincent' nos cuenta la historia de como la vida de una persona puede irse a pique de forma irremediable por la amargura e infelicidad que producen los acontecimientos que van sucediendo con el tiempo. 

Vincent (Bill Murray) es un jubilado cascarrabias aficionado al alcohol, las prostitutas y las apuestas, toda una joya vamos. Su triste y amarga vida da un giro cuando en la casa de al lado se instala Maggie (Melissa McCarthy) junto a su hijo de 12 años Oliver (Jaeden Lieberher). Maggie, recién separada ha de luchar por llegar a fin de mes, haciendo jornadas de trabajo interminables y por la custodia de su hijo, esto unido a una depresión por haber sido engañada por su marido. 
A Maggie, no le queda más opción que dejar a Oliver al cargo de su vecino, Vincent. 
Pronto, una peculiar amistad florece entre ellos. A esta "pareja" de amigos se le une una stripper rumana embarazada, llamada Daka (Naomi Watts). Es así como Oliver será conducido por Vincent por todas las paradas que conforman su vida diaria: las carreras de caballos, el club de striptease y su bar habitual. 
Mientras Vincent cree que ayuda a Oliver a hacerse un hombre, el chico comienza a ver en el viejo gruñon algo que nadie más ve: un hombre incomprendido de buen corazón.

Todo un peliculón apto para todos los públicos. 


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