viernes, 3 de julio de 2015

La tumba de las luciérnagas. Isao Takahata.


El otro día volví a ver esta espectacular, fantástica y emotiva película de anime del director japonés padre de otros éxitos como fueron 'Marco', 'Heidi' o 'Lupin', y causó los mismos sentimientos que la primera vez que la vi hace ya bastantes años, de hecho creo que incluso lloré más.

Quien no haya visto 'La tumba de las luciérnagas' ha de hacerlo ya, pues todo lo que escriba yo aquí es poco. 
Para mi sin duda, es mi favorita del género, y mira que me he visto toda la filmografía de Miyazaki, pero 'La tumba de las luciérnagas' es diferente, es tan real, que duele. 

Es sin lugar a dudas la película (de todas las que he visto en mi vida) que mejor explica los desastres que supuso la II Guerra Mundial. Sin recurrir al visionado de las barbaries nazis, o a escenas cruentas de campos de batalla, simplemente centrándose en la vida de dos hermanos que se quedan completamente solos y tienen que hacer lo posible por sobrevivir.

Así es como comienza 'La tumba de las luciérnagas', con la Segunda Guerra Mundial. Seita y Setsuko son hijos de un oficial de la marina japonesa que viven en Kobe. Un día, durante un bombardeo, no consiguen llegar a tiempo al búnker donde su madre los espera. Cuando después la buscan, la encuentran malherida en la escuela, que ha sido convertida en un hospital de urgencia, de modo que tienen que trasladarse a casa de unos familiares, de la cual también tendrán que marchar al no poder ocuparse de ellos de los pequeños. Es así como comienzan un peregrinaje infernal en el cuál tendrán que sortear todo tipo de obstáculos y vicisitudes para lograr sobrevivir.

Imprescindible.





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