Ya era hora! Es lo que pensé al ver que, por fin, al genio de Gainsbourg le habían hecho un biopic de su figura. Ya que la estela dejada en la cultura popular, no sólo francesa, sino mundial, no tiene precedentes, pues es una de las figuras más influyentes y conocidas de la segunda mitad del siglo XX.
Serge Gainsbourg, cuyo nombre real era Lucien, fue un provocador desde el primer día que "pisó" el planeta. Hoy en día es un icono francés, pero como todos los iconos de nuestro tiempo, empezó desde abajo, desde el suelo para despegar y llegar a los más alto.
Obviando las diferencias, es inevitable que me venga a la mente Edith Piaf que podría ser la versión femenina de Gainsbourg, de hecho quizá incluso se llegaron a conocer y coincidieron en algún momento de sus vidas, sería fabuloso saberlo, vaya cocktail molotov...
Volviendo al tema de la película, yo aconsejaría, antes de verla, conocer a Gainsbourg, impregnarse de él, de su entorno, de sus inicios, de su obra, de sus relaciones, en definitiva, de su vida.
Fue cantante, escritor, compositor y pintor, pero sobre todo fue un infatigable provocador, un tipo con un comportamiento tan impredecible en su vida pública que lo hacía destacar allá dónde fuera.
Su físico, poco agraciado, no fue en ningún momento de su vida un impedimento para triunfar, al contrario, fue un incansable mujeriego y un triunfador. Feo pero atractivo, en su figura se ejemplifica el dicho de que "la belleza está en el interior"
Ya de crío Lucien, era un niño judío que fanfarroneaba por las calles de París bajo la ocupación alemana, empezó tocando el piano, para luego estudiar pintura, escribir poesía y por último dejarse embaucar por los cabarés trasformistas de los 60. Esta es una "vida heroica" donde las criaturas de la mente se plasman en la pantalla dando a la película un aire surrealista y usando muñecos de cartón piedra para plasmar el 'alter ego' de Serge.
La recomiendo, eso sí, después de haber "conocido" al autor.
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