Opera prima de Beatriz Sanchís, que eligió como protagonista a la que por entonces era su pareja Elena Anaya, y que sin duda es de las mejores actrices con las que cuenta el cine español.
Sin duda es una buena película para adentrarse en el mundo del cine.
Contiene ingredientes que la hacen entretenida y salir bastante bien parada de la crítica especializada: una buena fotografía, una buena puesta en escena, interpretaciones creíbles, y un guion atrevido, curioso y absorbente que la convierte en un buen film.
‘Todos están muertos’, nos cuenta la historia de Lupe (Elena Anaya) una mujer que vive encerrada en su casa, presa de una brutal agorafobia. Viéndola en bata y zapatillas, dependiendo para todo de su madre y con hijo adolescente que la detesta, nadie diría que en los 80 fue estrella de un grupo de rock y vivió inmersa en la ‘Movida Madrileña’.
Su madre cansada de ver a su hija convertida en una persona egoísta y conflictiva, decide hablar con su hijo Diego la ‘Noche de los Muertos’. Éste vuelve a la casa familiar con el aspecto con el que se fue, un chaval de veintipocos, de mirada ausente, lo que hace que la situación sea especial es que Diego está muerto.
Es así como comienza el cambio en la vida de todos los miembros de la familia, la pregunta es… ¿serán capaces de soportar dicho cambio?
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