Habrá
que piense que ‘Shame’ es una película cuyo único pretexto ha sido usar el sexo
para hacerla más morbosa. O habrá quienes crean que es una película erótica
más.
Para
mí ‘Shame’ es sin duda un drama como la copa de un pino. Nos cuenta la historia
de un tipo llamado Brandon que de cara a la galería es un apuesto treintañero
neoyorquino que lo tiene todo: un buen trabajo, una casa bonita y ningún tipo
de complicación vital. De cara a la galería claro porque Brandon vive
brutalmente atormentado y obsesionado con el sexo, tanto que es incapaz de
disfrutar de él. Se pasa el día viendo pornografía en la red, contratando
prostitutas y manteniendo relaciones esporádicas con solteras de Manhattan. Por
si fuera esto poco, un día aparece su hermana con la que no tiene apenas
relación con la intención de quedarse unos días en su casa.
Es
una película ante todo diferente a lo que estamos acostumbrados a ver, pues
tiene como tema principal la obsesión y el tormento que puede padecer una
persona con el sexo. No es lo mismo vivir enganchado al sexo que al alcohol o a
las drogas, incluso me atrevería a decir que está mucho peor visto por la
sociedad.
En
cuanto a la película en sí, el guión está perfectamente diseñado, la fotografía
es tenue lo que hace que se cree una atmósfera en ocasiones bucólica y fría, y
la interpretación de Michael Fassbender es brillante. Además contando con que
ha sido siempre un actor relegado a papeles de secundario o con poco tirón,
optó por el film perfecto para hacerlo suyo y dar el salto a principal.
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